Alguna
vez pensé que lo que escribía
era
digno de leer,
de
invertir tiempo, segundos
en
seguir mis palabras.
Sé que
son honestas
sinceras,
viscerales,
que
saltan del corazón hacia el vacío.
Soy
consciente que peco de no pensar
el tipo
de rima,
el cómo
estructuro un verso
y
contar estrofas y sílabas.
Es un
ejercicio libre
total albedrío
sin ninguna resistencia.
Responden
a impulsos,
necia
necesidad
que
serena mi mente
quita
temblor a mis manos
y
sofoque en la garganta.
Solía
callar todo,
cuando
lo sano es no guardarse nada
sacarlo,
vomitarlo, gritarlo
lanzarlo
al Universo
de alguna
forma.
-
¡Eso no es escribir!-
Dictaste
sentencia, fue juicio… castración.
La
intención, tu intención, la ignoro…
pero fue
muerte, una guillotina que cae
súbita,
inexorable, definitiva.
Me
mataste aquel día.
Yo si
creo en la reencarnación.
2.
Sonó a
cristal, a vidrio, a cerámica
resquebrajarse,
un
árbol que cae derribado, abatido.
A
trueno,
y todo
el líquido interno de mi cuerpo
convertido
en témpano
en un
espejo que se quiebra
y
vaticina 7 años de mala suerte.
Una
explosión estelar de grandes brillos
agujeros
negros por ojos;
un
derrumbarse de mis pies
tendones
reventados en las rodillas
caer al
suelo
incapaz
de incorporarme
y
sentir quebrarse la piel del rostro
vieja
porcelana de barniz vencido.
Tras la
explosión, tras cada una,
se me
cambia la geografía de la cara
y paso
de bosque tropical húmedo
exuberante
y biodiverso
a
desierto de páramo,
pedregoso,
lluvioso, nublado
donde
se resisten a crecer
todo
aquello verde
y se esfuma
el horizonte;
dejo de
reconocerme en mi nuevo paisaje
aún
cuando entre cierre los párpados
y
arrugue la frente.
El
cosmos, la naturaleza
siempre
busca su balance,
polvo
de estrellas.
3.
Corto
las etiquetas de la ropa,
combino
los colores de las cortinas con las paredes,
con las
candelas y el reloj.
Tengo ahora
dos cajas de vino
en el
frigorífico,
y
limpio la casa seguido
como si
vinieras vos.
Tengo
mi desorden más en orden
organizo
por tamaños
y sigo
esperando oírte cantar en la ducha
verte
vanidoso frente al espejo
y
contabilizar arrugas y marcas en el cuerpo.
Una
sonrisa que se dibuja
frente
a comida prohibida
a verte
desnudo en la silla
y
planear como llenar los espacios vacíos
con
muebles y cuadros,
a tener
tres cajas de leche
y dos
de mantequilla.
Secar
tus lágrimas y las mías en películas,
soñar recorres
todas las librerías
encontrar
tus papeles llenos de listas,
recordatorios
e ideas para tus novelas.
Verte
inseguro y yo alentándote,
a
regañarnos por tonteras
y
analizarnos los pasados.
Se
fueron con vos,
todo se
fue con vos,
me
quedé con las costumbres,
tuyas,
mías.
4.
Sigo
sin vos,
sigo
riendo sin vos,
sigo
llorando sin vos,
sigo
caminando sin vos,
sigo
viendo el atardecer desde el balcón,
sigo
pasando por aquella banca.
Sigo
sin vos,
destendiendo
la cama,
comiendo
patatas,
pensando
en sexo
y
extrañando el calor.
Sigo
sin conciliar el sueño
de
forma regular y tranquila,
aguando
la almohada
pidiendo
a la luna
que
estas noches ya no sigan.
Sigo
son vos,
a pesar
de que te llamo en suspiras,
con
deseos de gritarte,
te odio,
te amo,
te
odio,
a la
cara y desde las entrañas,
abofeteándote
la mejilla
reclamando
por qué seguiste sin mi,
con
ella,
la
convertiste en tu refugio
y no
obstante,
y
contra todos mis anhelos
pero
con todos mis esfuerzos,
sigo
sin vos.
5.
Nos
tocó ser segundos.
Se
supone que el segundo gran amor es el más difícil.
El que
nos enseña lecciones sobre cómo somos, y cuán a menudo deseamos, necesitamos,
ser amados.
El tipo
de amor que duele, a través d mentiras, dolor, manipulación;
con el
cual pensamos que estamos tomando decisiones distintas,
pero
las tomamos para aprender.
El que
se vuelve cíclico y que a menudo repetimos
que el
final va a ser distinto al anterior,
y cada
vez que tratamos termina aún peor.
A veces
no es sano,
es
desbalanceado, narcisista, altamente dramático.
Nos
mantiene adictos a su historia, a nuestra historia,
que
tratamos de arreglar continuamente,
y nos
aferramos a los tiempos malos y buenos.
El
tercer gran amor, no se ve venir,
usualmente
luce mal y destruye nuestros ideales preconcebidos.
Viene
tan fácil que parece imposible,
conexión
inexplicable y nos derrota, es impredecible.
No hay
grandes expectativas,
no se
espera gran cosa del otro,
y solo
se es, lo que sos,
y nos
toca la puerta insistentemente aún cuando no abrimos.
El que
sencillamente se siente bien, se siente en casa,
no es
tormenta, es paz.
Fuimos
segundos y no terceros,
y yo
que ni siquiera deseo subir a pedestales,
hubiera
amado subir al tercer escalón.
Por
primera vez en mi vida,
no
quiero estar en los primeros lugares.
6.
He
estado tentada
a ir a
sentarme algunas tardes
a
nuestra banca en el parque.
A
esperarte,
a
sentir tu ausencia,
a
sentir que no regresas.
He
estado tentada
a
dejarte papelitos pegados
con mi número
por si
de casualidad lo perdiste,
papelitos
con besos
por si
se te olvidó cómo eran mis labios,
papelitos
con la foto de mi rostro,
por si
se te olvida el color de mis ojos
o el
ancho de mi frente.
Papelitos
con la dirección de mi casa,
la
última vez olvidaste el número de apartamento.
Era
natural que pasara,
siempre
había excusas para no venir.
Papelitos
con nuestras canciones de sexo,
pero la
verdad creo que las usabas con cualquiera…
Papelitos
con los nombres de los lugares
donde
planeamos vivir,
pero la
verdad solo pensaste en vos.
Creo
que voy a ir a la banca esta tarde,
y
dejaré solo un papel en ella,
dirá –
por favor no vuelvas -.
7.
Por
alguna extraña razón,
hoy
salió el sol.
Salió
afuera, salió en mí,
se
iluminó cada rincón que estaba oscuro, sombrío.
No sé
cuánto durará,
pero lo
aprovecharé para salir con la frente en alto,
como
guerrera,
con
escudo y armas listas para cualquier batalla.
Las
nubes se apartan,
y mi
corazón siente que sus raíces tienen suelo fértil.
Pasar
de primavera al otoño,
del
otoño al invierno,
del
invierno al verano;
salen
flores por mis poros,
mariposas
por mis ojos
y una
enredadera que desde mi ombligo envuelve al torso
y baja
hasta mis pies.
Las
canciones tristes las escucho ya sin llorarte
y busco
las que me levanten y me hagan sacudir el polvo,
revolotear
el pelo, brincar y remover la tierra.
Hoy por
alguna extraña razón
me
siento bautizada por 10,000 océanos
que me
llevan a casa.
8.
Busco
amores en cada rostro
y no
busco ninguno.
Ando
como abeja queriendo polinizar
en toda
flor que me abra sus pétalos
y al
mismo tiempo
soy
serpiente que rapta cautelosamente
para ni
siquiera ser percibida;
un
cangrejo con tenazas en alerta
lista
para la defensa y el ataque,
un
águila que desde su atalaya
mira
altiva el horizonte
calculando
la ruta de su próximo vuelo,
midiendo
a su próxima presa.
Soy
fertilidad,
soy
orgullo,
soy
humildad,
soy
dignidad,
soy un
conjunto de conceptos
que fu
olvidando a tu sombra
y que
reviven el día de hoy.
Vuelvo
a ser animal salvaje,
loba
líder previsora
maternal
fiera sensual.
Sobre
mi piedra he dejado de escucharte,
de
mirarte, de sentirte.
Busco
amores y no busco a ninguno,
ninguno
que no merezca
toda mi
bio-personalidad.
9.
Me
saben extraño los domingos.
Me
saben a soledad,
a
incertidumbre.
En la
noche me saben a melancolía,
me
resultan incluso ansiosos
en
especial a la medianoche.
Fue la
última vez que me llamaste,
me
dijiste las palabras justas,
las más
románticas,
las que
me hicieron cree que había un regreso.
Me
saben a vino,
tinto
el tuyo, blanco el mío.
Me
saben a sal,
las
lágrimas no son dulces aunque sean de amor.
Me
saben a sonrisas de un pasado,
cuando
creí que un futuro sería nuestro, mejor.
Me
saben a frío,
ártico,
antártico en pleno Ecuador,
de
sábanas sin sudor ni pasión.
Me
saben a silencio,
porque
espero saber de vos,
que
escribas y no sucede,
solo
las manecillas desde las doce hasta las dos.
No me
gusta el sabor de los domingos.
10.
Te prefiero
etílico.
Donde
más que frases inconexas
estableces
conmigo una relación incomparable.
Aflora
un monólogo de ensueño y drama,
momentos
en los cuales
las
emociones se vienen a galope indomado
y sos
capaz de darme los besos más eróticos,
más
¿honestos?,
profundos,
fantasías
y sueños a ojos abiertos.
Surgen
las caricias más delicadas
y
también las más salvajes.
Te
prefiero etílico
y el
vino recorre tus venas,
y
nuestros cuerpos se recorren entre sí,
te
abres en corazón, alma y cuerpo
sin
tapujos ni frenos
donde
nos sentimos uno
y se
funden los deseos,
los
pasados, los presentes, los futuros.
Te
prefiero etílico,
pero
cuánto desearía que en vez de alcohol
fuera
de aire, agua, luz y tierra.
Para
que todo fuera real, palpable, tangible;
se
prolongue más allá del amanecer
y se
vuelva el diario sentir.
Que no
desaparezca al terminar el desayuno,
ni
apenas me vaya y cruce tu ventana.
Te
prefiero etílico, mi sol,
pero
ojalá de vida
de una
vida conmigo.
11.
Voy
desistiendo de escribirte,
de soñarte,
de
extrañarte por las noches
y
desear tu calor.
A veces
me doy
a la
tonta ilusión de creer que vas a llegar.
La
inútil esperanza de una llamada.
Ya se
me devuelven las lágrimas cuando te recuerdo.
El
aliento se me arrepiente
al
tratar de suspirar
e
ignoro el teléfono antes de dormir.
Veo la
almohada de al lado
con
nostalgia lejana.
Ya
admito
que no
te importa olvidar donde vivo,
que
solo en borracheras me extrañas
y me
ves como tu mar,
la
compañera, la benefactora,
la
afectuosa, la que te mece,
la que
te cuida y te da la bienvenida
a sus
anchas a pesar de las mareas.
Ya
acepto que no soy yo,
que no
fui yo, que nunca…
Que si
nos dimos la mano
tras
tantos viajes fue por mi ternura,
mi
tierna sensual insistencia.
Voy
desistiendo de escribirte en estas hojas,
y
esperar que un día lo leas.
12.
Es como
la sensación
de
haber dejado la maleta olvidada en el aeropuerto;
dejar
las llaves sobre el mueble
mientras
vas cerrando la puerta de tu casa;
dejar
la bolsa en el taxi
sentir
los canales de la nariz despejados
tras un
resfrío fatal;
el
vacío entre los los dientes y los labios
cuando
te quitan la ortodoncia;
la
sensación que queda en el pecho
cuando
nos quitamos un hipo
salir
sin el reloj en la muñeca
sin el
celular en la cartera
salir a
pasear en carro
y dejar
en casa la licencia.
Olvidar
el paraguas
en
plena estación lluviosa,
Tomar
el café sin echarle el azúcar,
o meter
el pastel al horno
sin
haberle mezclado los huevos a la receta.
Es ese
vacío que no se llena
intolerable
que te
hace sentir impotente
inquieto
y cansado.
Tratar
de alcanzar el sol
a un
solo brazo sobre un solo pie
al filo
de un barranco.
Cuando
rompes la alcancía
sin
saber en qué invertir,
inutilidad,
incapacidad
irreal,
pero está.
13.
Paso el
día convenciéndome que no sos vos.
Mancillando
la esperanza de que llegues donde estoy
y que
es nulo el intento de anunciarlo
en
todos los lugares posibles.
Paso
borrándote de todas las imágenes
que se
me vienen al cerrar los ojos
y de
todas las fotografías que voy anticipando
y que
voy de alguna forma tomando antes de tiempo.
Voy a
quitarme la idea necia y persistente
de
tener un par de zapatos y una suéter lista
para ir
a recibirte al portón.
Únicamente
mis mascotas
serán
los compañeros de cama infaltables
y
debería dejar de estarme preocupando
por
acostumbrarlos a dejarte tu espacio.
De
verdad trato de no recrear tu voz diciendo
-
Love, te extraño –
porque
ya hay alguien más a tu lado
presente,
que te quiere,
te
excita, te entiende.
Debería
dejar de dejar de llorarte
y
hacerle caso a los que dicen
“no
derrames lágrimas por quien no lo hace por vos”,
pero se
me salen,
aleatoriamente,
de
forma sorpresiva en un bus, a media calle,
sentada
en el baño, en cualquier parte.
Debo
dejar de esperar y creer
que te afecte
lo que escribo
de
forma suficiente
para
que reconsideres tu cariño, mi cariño
mi
compañía, mi fidelidad, mi lealtad;
pero s
siente un vacío donde lanzo mi fe,
sin
retorno, sin eco
en
total caída libre.
Tan
solo deseo que pase el día.
14.
Yo siempre
quise, como toda mujer
al
menos una vez en la vida,
un amor
de película.
De esos
que a la larga, parecen imposibles,
que van
contra corriente,
que se
niegan mutuamente
pero
que se rinden al último momento
y se
buscan frenéticamente,
dejando
tirado vuelos,
viajes,
bodas, trabajo,
y se
enlazan en un beso interminable.
Es de
película, en efecto lo es.
De esos
que por años
se
cruzaban si acaso las miradas,
las
hormonas, los olores.
Que se
deseaban a la distancia
y se
daba por milagroso encontrarse.
Que una
vez que fue posible
fue
intenso, mágico, incomparable
hogareño,
sexual,
lleno
de drama, fotográfico.
Sigo
teniendo un amor de película.
Pero de
los platónicos,
dejó de
ser correspondido,
y pasó
a ser de los que se extrañan,
se
lloran, se desvelan,
se
agarran con fuerza a las entrañas
y se
resisten a partir.
Tengo
un final de película.
De
teatro griego, de tragedia.
Sentada
en el muelle
viendo
al amor yéndose lejos
y un
cupido al lado
buscando
consuelo
tras
haber fallado la puntería.
- No te
preocupes, pequeñuelo,
aprenderé
a andar sin compañía
y esperaré
a que se marchite el afecto-.
-->
15.
Te
exorcizamos espíritu maligno,
poder
satánico, ataque del infernal adversario,
legión,
concentración y secta diabólica,
en el
nombre y virtud de
todas
las noches que vuelvo mi cara al vacío
y
abrazo una nada
que se
obsesiona con estar presente
y
llevarse toda mi capacidad de poder olvidar.
En
adelante no oses,
perfidísima
serpiente
engañar
al género humano
abriendo
tu cama,
tus
sábanas de par en par
a mi
cuerpo, a mi cariño,
a
inseminar ilusiones inútiles,
Por
tanto maldito dragón
y toda
legión diabólica
cesa de
engañar a las criaturas humanas
y deja
de suministrarles el veneno de eterna perdición,
deja de
profesar un amor, inexistente,
un
respeto, ausente,
una
empatía varada en el sexo
y
frigidez ante mis lágrimas
cargadas
de dolor.
Estoy
exhausta
de la
lucha interna,
de que
se me transforme la voz cuando te hablo,
de que
se me llene de supuraciones la piel
y se me
calcifique la espalda
con
tanta rabia e ira
tras
tus palabras –cuando nos reencontremos-.
De las asechanzas del demonio
-líbranos
señor-
porque
ya tuve suficiente con 365 días
aún
cuando látigos de mea culpa sean azotados,
y que
aún lo amo,
no
deseo poner en sus manos
nunca
más mi existencia,
mi
alma, mi pensamiento,
¡exorcízame,
oh Dios!
16.
Me
escondo, te evito?
Evito
todos los lugares
donde
me es posible encontrarte
y dejo
que tu sombra caiga
como un
eclipse a mi sonrisa
y ande
con manos temblorosas
con un
pulso arrítmico
y una
mira inquieta
que no
deja sola a la puerta
cinco
segundos.
O te
doy la oportunidad de ver
que a
pesar de todas las cicatrices,
caídas
y moretones
y
surcos en el alma,
soy
capaz de mirarte
encima
del hombro
con el
mentón arriba, frente altiva
segura,
demoledora,
ladrándote
a cada intento tuyo de acercarte
y
poniéndole alta tensión a mis brazos
por
aquello de un abrazo inesperado.
Dejo
que Dios y su ruleta del Destino
rían de
momentos incómodos
o de
una copa calma sentada en el bar.
Siento,
que
debo ir libre donde me plazca,
tan
libre como siempre he sido
y si me
cruzo con tu cara
te diré
la hora si preguntas
pero
serás uno más de los comensales,
uno más
en la fila del cine.
uno más
que anda por la calle,
me
sentaré a leer, a escribir,
a enviajarme
con la música de fondo,
a
escuchar cómo respiro,
reír de
lo acontecido en el día
y
clavar únicamente mi mirada en le horizonte
donde
nunca he tenido barreras.
¿Quién
soy?
Parece
que para algunos,
un par
de tetas, un culo
y un
tatuaje exótico en la espalda.
Qué
será que lo único
que les
atrae de verme de nuevo
más que
una conversación amena,
un
abrazo caluroso,
un
consejo franco,
son
treinta minutos de sexo,
sudor y
un cigarro póstumo al momento.
Qué
pretenden obtener,
al
resumir un ser humano
a un
abrir estratégicamente las piernas
y
contraer los músculos pélvicos,
un par
de gemidos contra las paredes?
Qué
creen que dejan tras su partida?
Una
caricia gélida, olores ajenos en las sábanas,
y una
entrepierna
usada
cual cafetera
donde una
vez hervida, servida,
se deja
en la pila con agua
para
que no se le pegue la broza.
Un
verlos partir con esa extraña prisa
de un
bus a ninguna parte que los deja,
un
ducharse que se siente a disculpa,
y una
se abraza a sí misma
insegura
de saber si era aquello
lo que
de verdad deseaba,
y
seamos olvidadas tras un par de copas.
Para
qué te buscan,
si no
están dispuestos a tener con vos nada,
si
están resueltos a que sos prescindible,
y no
hay deseo de construirse recuerdos de vida.
A qué
venías?
Nunca
fue para estar conmigo.
18.
Ya
perdí la cuenta.
Sé que
fue no hace mucho,
pero se
me confunden las veces,
los
días que pasamos juntos
y los
días que me dijiste –no más-.
Tenía
el ábaco al principio en orden,
una
noche, tres noches,
la meta
era contar hasta quinientas.
Entre
lágrimas, ausencias, y el perdón,
ya no
sé qué pasó luego de los 19 días.
Te
preocupé alguna vez o solo tu soledad?
Acaso,
fui un entrenamiento de besos y sexo
mientras
llegaba el día de volver con ella?
Se me
confunden los te quiero mucho,
sos la
mujer más importante de mi vida,
con los
me vi con ella
y
quisimos volver a intentarlo,
lo
siento mucho y buena suerte.
Se me
confunden tus aciertos
con los
recuerdos que creí míos
y
fueron usurpados en un mismo restaurante,
en un
mismo bar, en un mismo libro,
o es tu
estrategia fija con ligeras variables,
para
reír, conquistar, prometer, ¿abandonar?
No
quiero ser,
amiga
de confianza, amante pasajera,
quería
ser únicamente yo,
sin
estigmas.
Perdí
la cuenta,
de tantos
lo siento, los no puedo,
los
hasta luego, sos una mujer increíble,
tantos
días, tantas noches,
mismas
frases,
mismas
huídas,
mismos
perdones.
Esperaba que el tiempo no se llevara el amor de
vos.
Textos en inglés de la canción Deep Water escrita por Nick Cave y sus hijos Arthur y Earl.
-->
19.
“I’m walking through deep water
It’s all that i can do
I’m walking through deep water
Trying to get to you”
Volvernos
a ver
era
siempre como un día después del ayer.
Mas que
un borrar y reiniciar,
era un
saltarse el tiempo,
sonreírse,
mirarse,
bastaba
un roce de manos,
arrecostar
la cabeza en el hombro,
un beso
en la mejilla
y se
esfumaban semanas, meses.
“I’m walking through deep water
I have no time to loose.”
Una
copa,
abrazos
y confesiones,
dos
copas,
un
beso… y algunos más.
Tres
copas,
bailar,
acariciar,
buscar
la piel.
Cuatro
copas,
ropa en
el suelo.
Cinco,
seis copas,
declaraciones,
promesas, planes… un futuro.
Las
posteriores,
lo
resumo en magia, poesía.
“I’m asking the deep water
don’t take my love from me.”
El café
de la mañana, era crítico,
honestamente
le temía.
Venía
siempre acompañado de olvido,
amnesia
en cada cucharada de azúcar,
realidad
en cada sorbo.
El
calor de la noche se disipaba en el mismo humo,
junto
con la necesidad de besar y tomarme en tus manos.
Se
desvanecían tus ganas de admirarme
a medio
vestir en la silla frente a vos,
y se
inundaba la casa
de un
debes irte pronto,
se
vaciaba de excusas para tener mi compañía
y
venían las que buscabas para ahuyentarla.
“I’m walking through deep water
trying to get to you.”
Textos en inglés de la canción Deep Water escrita por Nick Cave y sus hijos Arthur y Earl.
20.
Volver
a ver atrás,
sin
convertirse en estatua de sal.
Retroceder
un poco
solo
para cortar una flor
perdida
entre la maleza.
Estirar
un brazo tras la espalda,
con la
palma abierta
para
sentir la brisa calma del vacío.
Toparse
con canciones
y poner
la cabeza inclinada para recordar.
Acariciar
el recuerdo,
acariciar
con el recuerdo,
deshilachando
en delgados hilos,
una
tristeza que se aferraba
grosamente
al torso
y ya no
prensa, ya no ahoga,
ya no
es pitón ni boa
ni soy
su presa,
sino un
diente de león que emprende viaje,
caeré
lejos, en alguna parte,
y me
coso un botón en el pecho
de
hermosas flores
y un
sol incandescente
que
alumbre aquello que fue hermoso
que se
atesora y libera al mismo tiempo.
Será
con hilo de oro.
21.
Tu
natalicio.
Decidí
escogerlo para cerrar con este
mis
escritos sobre nosotros.
Hubiese
escogido tu número de suerte,
pero
tres era un lienzo muy pequeño
para
tanto por escribir.
Estoy
lejos de dejar de amarte,
pero
amo al que dejó de ser,
ya
tantos meses atrás.
Me
aferraba solo a colocarte
una
máscara sobre tu rostro actual.
Si lo
escribo 2=1,
es la
sensación exacta y justa
que
albergué por tanto tiempo,
por
tantos sueños.
A punto
de volver a España,
nuestro
país, la tierra de nuestra casa,
se me
hace predecible esperarte
a que
llegues de improviso
a la
puerta de embarque,
maleta,
pasaporte en mano,
sonrisa
cómplice venturosa
con
lista de museos para encerrarnos.
21,10,03,…
se ven tan distintos ahora.
Gracias,
al menos te encontré,
te amé,
te disfruté, te perdoné, te solté.
Gracias
amor, gracias.
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